Esta medida se enmarca en un acuerdo bilateral, cuya relación con la administración de Javier Milei ha sido intensa en las últimas semanas, marcada por negociaciones de alto nivel con funcionarios estadounidenses.
El gobierno argentino había negociado con Washington para evitar mayores gravámenes en productos clave para la economía nacional, buscando una relación más estrecha entre ambos países. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, Argentina no quedó exenta de los aranceles y deberá pagar un 10% adicional sobre sus exportaciones, una cifra que no figura en los países con tarifas más altas.
La Casa Blanca detalló que “las mercancías de cualquier socio comercial extranjero que no figure en la lista” estarán sujetas a un arancel ad valorem adicional del 10%, conforme a la Orden Ejecutiva 14257. Este nuevo régimen de aranceles entrará en vigor dentro de una semana.
Durante las negociaciones, el presidente argentino, Javier Milei, y su canciller Gerardo Werthein, intentaron que Estados Unidos exceptuara entre el 70% y el 80% de las exportaciones argentinas, principalmente productos de acero y aluminio, los cuales cuentan con los aranceles más altos. No obstante, Trump se mostró resistente a la inclusión de estos rubros.
El impacto del anuncio también se extiende a países como Brasil, Venezuela y Sudáfrica, entre otros. Para Brasil, que ya tenía aranceles del 10%, se anunció una tasa adicional del 40%, elevando el total al 50%. Esta medida marca un giro significativo en las relaciones comerciales internacionales, especialmente en el contexto de las relaciones geopolíticas y la postura política de la Casa Rosada alineada con Washington.