En las
últimas cuatro décadas, la inversión en educación en Argentina ha crecido
notablemente, pero de manera desigual. Un informe del Observatorio de
Argentinos por la Educación, titulado “Evolución del financiamiento educativo”,
revela que, entre 1980 y 2022, el financiamiento en el nivel superior
(universidades e institutos) aumentó un 226%, mientras que en la educación
básica (nivel inicial, primario y secundario) el incremento fue del 163%. Esto
marca una diferencia de 63 puntos porcentuales a favor del nivel superior.
El estudio,
elaborado por Alejandro Morduchowicz, Leyre Sáenz Guillén y Víctor Volman,
analiza cómo evolucionó la inversión en educación a lo largo de estos años,
tomando como referencia la serie histórica del Gasto Público Consolidado (GPC)
del Ministerio de Economía. Además, examina el aporte de la Nación y las
provincias, y cómo se distribuyen los fondos entre los distintos niveles
educativos.
A pesar de
los esfuerzos legislativos, la meta de invertir el 6% del PBI en educación,
establecida por la Ley de Financiamiento Educativo y la Ley de Educación
Nacional, solo se alcanzó en tres ocasiones: en 2009, 2013 (incluyendo Ciencia
y Tecnología) y 2015 (exclusivamente para educación). En general, el gasto
educativo ha mostrado una tendencia creciente, pero con fluctuaciones. El
financiamiento cayó en los años ‘90 y principios de los 2000, y volvió a
aumentar desde 2004.
Uno de los
puntos que resalta el informe es el cambio en la distribución del gasto entre
la Nación y las provincias. En 1980, las provincias financiaban el 55% de la
educación, mientras que hoy en día son responsables del 78% del gasto, dejando
a la Nación con el 22%. Esta descentralización ha generado nuevas inequidades,
especialmente en los niveles de educación básica. “Los procesos de
descentralización de los servicios educativos reforzaron las inequidades
territoriales, especialmente en los niveles de educación inicial, básica y
media", señala Javier Curcio, investigador del Instituto
Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de UBA-CONICET.
En cuanto a
la distribución de los recursos, el informe advierte que el mayor crecimiento
del financiamiento educativo se ha destinado al nivel superior, lo que plantea
interrogantes sobre la equidad en la asignación de los fondos. Ivana Templado,
economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas
(FIEL), explica: “Que el mayor aumento del financiamiento se verifique en el
nivel superior, pone en entredicho cuestiones de orden distributivo del gasto,
ya que los niveles obligatorios son justamente los que llegan (o deberían
llegar) a toda la población, mientras que los de nivel superior están
orientados hacia los estratos más favorecidos socioeconómicamente”.
El informe
concluye que, aunque la inversión en educación ha crecido de manera sostenida
en las últimas décadas, aún existen desafíos importantes en cuanto a la equidad
y la eficiencia del gasto. Como indica Morduchowicz, “los datos muestran la
poca estabilidad de los recursos para educación, lo que dificulta cualquier
tipo de programación de políticas a largo plazo”.